(soneto)
Omniscio Dios, si existes —que lo dudo—,
conoces de mi duda la razón;
no surge de un malvado corazón
ni de un prejuicio necio, testarudo.
La vida nos expone al hecho crudo,
y he visto que la férvida oración
se eleva sin hallar contestación,
pues tú, si acaso escuchas, quedas mudo.
¿No te incomoda el múltiple quebranto?,
¿tus hijos no te mueven a piedad?,
¿inhibes el amor de Padre bueno?
Señor de los ejércitos y Santo,
si puedes mas no impides la maldad,
¿no te parece absurdo, ruin, obsceno?