Valledor

El pasado a las 7:15 de la mañana

Lunas suaves caen a los dos lados

del rostro sin mácula de amanecer violáceo.

Andando atravesamos el lienzo húmedo,

colgado desde el cielo, que representa pinos

agua corriendo, rocío, perro aullar.

Pero todo es mentira, cabalgaduras

de brujas cenicientas

testamentos sin dientes.

Y sin embargo, aún,

con todos los osarios que llevo por el cuerpo,

aún, te veo, a veces,

como un relicario de días

siempre azules, de sol líquido y dulce.

A veces, olvido la miseria que medra

en las cuentas de ahorro y vivo,

tan pequeño, otra vez las sotanas

que sostenían templos

y los cientos de pies lamidos por peldaños

marchando sin pasado a misas y oraciones.

El viejo macho colgado de la cruz

guiña y guiña santos y se lame los dedos.

A veces sabe el vino como el beso que di

en la lengua sedienta y apelmazada en libros.

Una lengua que suda sarna y oropel viejo.

Añagazas de curas,

amor de los poetas.