Estoy cansada 
de ver la simetría de mis días 
reflejados en el espejo 
de verlos caer en caída libre 
a un abismo sin tiempo. 
Estoy cansada 
de mirar los quehaceres 
en las puntas de mis dedos,
 uno, dos, tres, ninguno. 
Cansada de la suma de proyectos 
que quedaron medio construidos 
o de los que se derrumbaron 
porque nunca fueron queridos 
o de los que quise tanto 
que se convirtieron en castillos 
o de los que teniendo alas, 
nunca pasaron del ras del piso. 
Cansada, tan cansada 
de soñar destinos 
que se quedan a medio camino, 
de mirar las paredes derruirse 
sin nadie que las sostenga, 
sin yo tratar de detenerlas. 
Cansada de vivir una vida sin historia 
que se enreda en si misma, 
que se hace vana, 
sin motivos para vivirla.