francisco de nerval

PALABRAS

 

 

A veces, cuando habló solo,

me salen palabras vagas

que se desnudan y mueren

sin apenas decir nada.

Son palabras sin sentido

como árboles sin ramas,

fugaces como suspiros,

carentes de importancia.

Son mínimas, silenciosas,

insignificantes, delgadas,

parecen hilos de niebla,

pizcas de brumas bajas,

tísicas en sus acentos,

de fonética apocada.

No están en los diccionarios

ni en las obras reputadas

que los grandes literatos

grabaron en oro y plata.

No sirven para los discursos

ni valen para hacer patria,

nadie les honrará una calle

ni les levantarán una estatua.

Son palabras desvalidas,

sin virtudes destacadas,

de una fragilidad pasmosa,

con letras desvencijadas,

son tristes como los duelos

y pálidas como fantasmas.

Los amantes las evitan,

los cantores no las cantan,

mis poemas las recitan

aunque al decirlas me clavan

puñalazos como espinas

y alfileres como espadas.

Son esas palabras malditas,

los socavones del alma,

palabras que tanto duelen,

palabras... pobres palabras.