Managua, Nicaragua, 13 de enero de 2015
¿Acaso el sol no sangra su herida
al despedirse en el cielo?
¿Acaso la lluvia no deja su lejanía
en el silencio húmedo de su partida?
Pero vuelve el sol con más fuerzas
en su tibieza de alba, en sus versos dorados,
y la lluvia su brisa perfumando deja.
Así tu voz es lluvia,
que al amainar vuelve en el brillo que deja,
haciendo nuevas las cosas.
Así tus palabras son poemas
que duelen porque al alma desgarran.
(Ella)
Me desarmas,
me estremeces,
me llena de sentimientos tantos tus palabras,
que se me hace un remolino en el pecho,
un remolino que quiere alcanzarte
y elevarte hasta el cielo.
(Él)
Tus palabras, como la lluvia,
con su brillo despiertan
en cada despedida, una nueva emoción.
Dejan más tibieza tus palabras, como el sol
en el albor de la mañana,
en la dulzura de tu voz-
(Ella)
Mis palabras son como semilla que germina
en esa tu tierra santa, rica y prometida.
Mis palabras son en cada despedida,
palabras que te acarician,
palabras que te besan,
palabras que te aguardan,
palabras que esperan...
ver contigo el nuevo día.
(Él)
Nacen tus palabras no inventadas
del diccionario de tu sangre almibarada,
nacen en mi alba y en tu alborada
nacen por las tardes en mis entrañas,
son semillas que a un poema me llaman
son suaves como la brisa que pasa
son únicas como los irrepetibles colores del cielo,
son inimaginables,
son mías las palabras de tus versos.
Tus palabras son.......mi emoción inconfesable.
(Ella)
... y son tus palabras en mí,
¡todo lo que necesitaba!
Un beso mi amor.
(Él)