frehyaa

Sorbos amargos de café

Llevo tres días de insomnio nombrando el porvenir de un día más sin tu aliento, sin tu calor y olor que desmoronan mis ansias de conocer aquél valiente que me he negado, mientras el americano sigue conmigo aún más cargado que de costumbre.

 

Quisiera ignorar el sabor amargo del café que no me ha dejado dormir esta noche, que me ha dejado helada desde que se derramo parte de él en el interior de tu corazón frío y que lo ha dejado aún más seco de lo que se asemeja a un desierto.

 

Y de nuevo estoy aquí postrada bajo el humo del cigarrillo que entreteje mi cabello rizado, acompañándome en el dolor que inhalo al tabaco lleno de alivio aparente. Le doy nuevamente un sorbo más al café que no suelta mis dedos, que toca mis labios que me recuerdan al carmín mundano de los tuyos. Enredo el sabor de mis entrañas al descenso de tus manos lejanas y recuerdo que sujetar tus manos en este momento sería el suspiro del adiós que no te he dado, que hubiera preferido una última mirada en aquella tarde cuando te conocí, frente a los lirios que nos susurraban al oído e insitaban de a poquito el dulce placer de tus ojos vivos.

 

Saboreo el último sorbo del áspero recuerdo de tu regazo, placer inmune a nuestra ausencia, aunque mi alma tenga ansias de seguir teniéndote cerca, aunque mi alma tenga la codicia de tocar tu cuerpo...