RICARDO FELIPE

MANTRAS

Con sus mantras escondidas en la piel,
como si esperaran la belleza de una lágrima para volverse espíritu,
con su balsa tejida por hilos de esperanza
y surcos de tiempo a destiempo,
con su mirada puesta en el espejo del ocaso,
sin hacerle caso al viento, pero sí a sus pasos,
con su alma colocada a lo hondo del mar sin fondo,
ella conoce todo lo que quieren decir mis pensamientos,
y los vuelve calma.

Con sus mantras escondidas en un tiempo pasado,
ella lo vuelve sonata en presente y lo complementa en mi canción desafinada,
estampando su figura por mis cuatro costados,
ha logrado recrear el abrazo eterno en cada sentimiento dado,
no sé cómo hace para mantenerse eterna en el corazón,
ni en cada nota emanada en silencio por el canto de la cigarra,
sobretodo cuando se siente el eco de su nostalgia,
en el paso del viento dibujando lo que siento,
y en cada espacio destinado
a las seis cuerdas de mi guitarra.

Con sus mantras escondidas en un espacio tan lleno de filosofía,
ella lo entrega todo, todo y lo llena de vida,
con más riqueza que la sencillez de su palabra
y una suavidad penetrante naciendo en su mirada,
emergiendo aura por sus poros,
pintando auroras con color de amor sincero,
ella se ha trazado la meta de luchar al lado de mi esmero
y de mis montón de te quieros,
reteniendo cada uno de mis sueños,
entre su pecho abierto.

Con sus mantras escondidas entre su voz, verso y sentimiento,
ella vuelve acuarelas todo lo que siento,
alzando su vista al cielo, viéndose calcada entre el universo,
ella se mide por su esperanza y por todo eso,
hay tanto mundo descubierto en su sonrisa
y en cada tarde cuando se le ve sentada contando la brisa,
con su mantras envolviendo el manto que tenía monalisa,
ella estampa un corazón al centro,
y sin pensarlo dos veces, se pierde conmigo mar adentro…

Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe