juan maria

los tiempos de mi padre

 

 ¡Añosos algarrobos, viejos talas

donde el boyero me enseño a cantar!

El hogar paterno

Rafael Obligado

 

 

EL PATIO DE MI PADRE

Su patio me llevaba a un mundo

de amor y de dulzura.

Y  mi alma de niño

estaba sorprendida

en un universo de hadas

y de sortilegios

de descubrimientos y aventuras.

 

Antes de entrar a su encantado

universo

mi felicidad de crío

ya imaginaba y sentía

la  presencia buena

en el techo de la parra

de suculentos racimos.

 

Con reventonas uvas  del estío

de colores tan distintos

que prometían sabrosos jugos

de bellos sabores  tanto como

lo hacia con lo suyo

a su manera la chinche extraña.

 

Después venían los cactus

hartados de agua

pero que no extrañaban

su tierra en ese mágico jardín.

 

Los limoneros, los álamos señeros

las palmeras africanas y los arbustos

de jazmín.

Los  rosales y plantas acuáticas

con peces que formaban un zodiaco

de nervioso color inquieto.

 

Los jazmines del aire

las flores trepadoras

las violetas, las achiras

y los aromas encantados

que brotaban de pétalos

con pieles de colores.

 

Cuidaba mi padre con esmero

al tilo para un fresco té

lo mismo que al noble cedrón

cuyas hojas  arrancábamos

al momento para la rica infusión.

 

Allí estaba el horno de barro,

lucían erguidos los asadores

y el fogón, para que Don Luís,

como un antiguo alquimista

sacara a punto y exquisito

el puchero de gallina mejor.

 

Y las exquisiteces de esos

viejos franceses...

perdices a la fessande

canard á lórange

paté al Armagnac

y los quesos de francia.

Toda una gama de variedades

para sorprender al mas atento.

 

En los canteros menudeaban

el perejil, el tomillo y el estragón

y eran un primor la albahaca

con el delicado regaliz.

 

Lucia en cultivo aparte

la fuerte menta

por lo invasiva y prepotente

donde mi padre las mimaba

con amor y arte.

 

Tiempo feliz en aquel patio

con el enorme galpón para

aumar los manjares de los cerdos

que carneaban el vasco Inda

y sus chancheros en mi

recuerdo feliz de niño

y todo lo dirigía  Doña Petra

la entrañable amiga.

 

Tiempo feliz con mi padre

en esa época del horno de barro

con chivitos y lechones

con el pintoresco

Don Pedro

con sus bombachas blancas

y sus relucientes

botas coloradas

y que era mi padrino.

 

Tiempo feliz en épocas

de mi padre

tiempo feliz con

Florencio

que la suerte me regalo

y se fue un día con el tiempo.

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