boris gold

LAS AGUJAS DEL RELOJ, POR DESGRACIA...NO PARAN

“SE DICE QUE EL TIEMPO ES UN GRAN MAESTRO…

LÁSTIMA QUE VA MATANDO A SUS DISCÍPULOS”.                                                                                                                                   

Esto que aquí les cuento sucedió el día de que se yo y el año de no se donde, tampoco interesa saberlo: ¿para que?.

Con las manos en los bolsillos y vagando a la aventura di rienda suelta a mis pasos, que directa y pausadamente me llevaron a un lugar muy querido. Salvo la calle asfaltada estaba todo igual, la vida no había cumplido años.

Estoy seguro que no fui de ex profeso hacia allí, pienso con seguridad que quién me guió a ese sitio no fue ni más ni menos que mi voluntad de deseos.

Mi pasado había hecho que lo que más se destacara, era esa humilde casita tantas veces visitada...ESPECIALMENTE EN MIS SUEÑOS.

Allí vivía MARGARITA, la que tenía todos mis sentidos ocupados, la que un día presa de emoción y angustia al verme partir me dijo: “siempre te estaré esperando”. La juventud hace decir cosas que pasado el tiempo parecen quijotadas(tal vez lo sean).

Rogando que nadie me viera y le llegase a contar que mi soledad me había jugado una mala pasada (no me hubiera gustado que sucediera), esto era algo muy íntimo entre MIS RECUERDOS Y YO.

Supongamos que utópicamente me estuviera esperando ¿de que podríamos hablar? ¿de los amigos de ayer?. Seguro que muchos no vivirán y los otros habrán hecho su vida en otro lugar, ¿de lo nuestro?, yo le podría decir que mi juventud se fue perdiendo allá lejos y lo que muestra el hoy, no es para bailar de alegría.

Pero si cierro por un instante los ojos, seguramente la vería venir hacia mi con sus verdes pupilas, parecidas a las olas del mar y su blusa azul mecida por el viento.

Me gustaría poder congelar la escena, así saldría nuevamente despertando en este presente.

Me costo mucho esfuerzo reaccionar, entonces me pregunté que era lo que estaba haciendo allí y como ya había oscurecido, decidí pegar la vuelta.

Mientras caminaba rumbo a mi ostracismo, se me presento con toda su crudeza esta realidad de a peso. y comprendí un poco tarde quizá, que “me había agarrado la noche” y mirándome las manos me di cuenta...QUE NO TENÍA NADA.

Cual si fuese una gran pantalla, hizo su aparición ¡EL TIEMPO! INGRATO Y DESGASTANTE, QUE ME QUERÍA ROBAR LO ÚNICO QUE ME QUEDABA.....

                                                            ¡EL PASADO!.

                                                                                     Boris Gold

                                                                                               (simplemente…un poeta)