Y qué tal si te expreso las virtudes que debajo de tu ropa he descubierto sin siquiera haber llegado a explorarte personalmente; y te cuento de los sueños en los que escalo la delgada cordillera de tu espalda o te muestro las cicatrices provocadas por todas las veces que te he visualizado en los brazos incorrectos sonriendo sin saber lo victimizada que estas. Lo pienso y:
No serias poesía en mi papel.
¿Y si de repente nuestras aguas se juntaran en ese mar de lujuria que me despiertas? Sería como el choque de dos galaxias que lejanas han pernoctado, sin la inconciencia ni el saber que son paralelas en tantos mundos, que la semejanza sobrepasa lo ridículo; Pero:
No existirías en mis letras
Cuando súbitamente y sin premeditación logras alzar la mirada y por un microsegundo me contemplas, no tienes ni la más mínima idea de todo cuanto siento y mudamente guardo para el día que te decidas a volver a la felicidad y desees abandonar ese estropajo de vida que has elegido, pero, luego pienso:
Como poesía, desaparecerías de mis lienzos
Si te dejara de lado en mí existir, y no me empecinara más en captar tus tan delicados movimientos, flotaría para siempre en la inercia, como cuerpo flotante en un universo sin dirección,
Sin sentido, sin una musa que sea como un faro en la obscuridad
O una que sea estrella polar para navegar al norte, simplemente entregado a la nada.
Y lo más doloroso:
Ya no serias fuente de poesía