Igor P. de S.

***** INFLACIÓN Y EMPACHO DE DESEOS*****

De alguna manera, me alegro de que hayan pasado estas fiestas
de Navidad y Año Nuevo, porque a fuerza de desear
y de recibir deseos a diario,
he acabado de alguna forma con empacho en el alma…

Y es que… “nos va mucho” eso de “el deseo”; de tal manera,
que cuando esas entrañables fiestas nos permiten desear sin medida,
y durante tantos días seguidos,
exageramos, como si fuéramos niños. Pero es que…

somos como niños.
Ahora, se terminó: ha tocado la campana del colegio,
se acabó el recreo y…
ahora toca currar!

¡¡¡Jajajaja!!!
(NOTA para mis queridos amigos y amigas de América Latina:
en el lenguaje hablado, en España, el verbo “currar” es una forma simpática y familiar de decir “trabajar).