LIZ ABRIL

A TI

A ti... que estás ahí... del otro lado.

Quiero decirte que treparé por tu espalda

como un viento frío y con mis dedos invisibles

recorreré tu piel.

Mis palabras caerán a tus oídos 

como suicidas desde un puente 

y se estrellarán en tu alma adolorida y sola,

para que comprendas que mi soledad

puede ser como una gota de lluvia 

y penetrar lentamente en cada poro, 

resbalar y desfallecer

en tu mirada honda y taciturna.

A ti... que estás ahí... del otro lado.

Que espías mi mundo 

sin atreverte a golpear la puerta.

Que estás pendiente 

de mis suspiros y de mis sueños.

Sin sospechar que hay un sueño 

que tiene tu nombre.

A ti... que surcas cada noche el cielo 

en alas de un pensamiento 

y tocas las estrellas cuando imaginas un beso.

A ti... que estás cuando nadie más lo hace

y comprendes lo que digo en mis silencios

y comprendes lo que callo en tantos versos.

Que miras la luna sabiendo 

que en ese momento mis ojos y los tuyos 

se encuentran en un punto en su reflejo.

Y abrazas tu propio cuerpo 

mordiendo el desconcierto

de saber que la distancia 

aún se hace más lejos...

que no basta amarse en cada letra

cuando la piel grita en llamas su deseo

de quemar a esa otra piel con todo el fuego.

A ti ... que estás ahí... del otro lado...

pensando que el amor es la presencia

y que ya tuviste demasiada ausencia

a lo largo de la vida y los amores

que dejaron el vacío en ese pecho

que hoy solloza por jamás haber amado

como amas a pesar de no quererlo.

A ti... si, a ti... a ti te digo que el amor

es un niño caprichoso y no entiende de razones.

Y que yo... también te amo... ¡sin quererlo!