David Arthur

Oliver

Era el día de la Navidad,

las campanas negaron a repicar la hora,

cansadas y óxidadas en el capanario,

marcadas por los años de trabajo duro.

*

Abrió Oliver sus ojos

en el medio eclipse del alba,

filtrando por la ventana desnuda,

estanpada por la escarcha nocturna

*

En las tinieblas del rincón de guardia,

el contorno de un ángel pertrificado

cuyas alas nunca aprendieron a volar,

la razón por su sonrisa irónica

*

Descalzo y vestida en harapos,

tiritando siguió el joven su propia sombra,

resucitada por una vela casí gastada,

el único flimmer de calor.

*

Bajó al sótano para juntarse con los demás

almas patéticas a la hora de desayuno,

lamando secos sus boles y cucharitas,

cual lobos hambrientos devorando su presa,

en humilde silencio

*

Provocando la rabieta del ariotsco Fagin,

el niño pobre pidió un poco más del caldo:

\"¿Por favor señor, puedo tener un poquito más?\"

\"!Más!, pidiste más bribón\"!

Oliver tuvo que aguantar su agudo hambre

y esperar la llegada del crepúsculo,

cuando agotado,

se acuesta de nuevo a soñar.

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