Santi Piedra

Satisfacción en lo ridículo  

 

Me imagino este mundo repleto de buenos sentimientos,

pero la realidad es abstracta,

absurda en sus consecuencias.

Ante esta farsa,

solo me queda el reproche ante los hechos,

ante la realidad que absorbe la conciencia

y nos idiotiza.

 

¡Qué poca imaginación!,

¡Qué poco sentimiento!

 

Vivimos entre periferias de miseria

reviviendo a cada instante

el absurdo,

lo irrelevante.

 

No creo poder resistir

el agobio de  vivir

en el vacío de la realidad que se ha dictado.

No puedo contener

mi hastío ante tanta hipocresía,

ante tanta depresión

causada por la insurgencia de ideas

que no dejan expresar con libertad

lo puro que nos habita.

 

Somos máquinas,

perversos personajes

que viven en ocasos

llenos de resentimiento y angustia.

 

Hemos caído en el vacío,

y aquellos que imploramos libertad,

aprendizaje,

somos tildados de enemigos del poder absoluto

que domina

y subyuga a  las masas.

Y lo somos,

no por dictamen,

si no por convencimiento.

 

¡Pobres ustedes que creen en vivir realidades absolutas!

de ahí,

su falta inevitable de felicidad,

de ahí,

el ahogo en el que se han consumido

persiguiendo abolengos

que poco reflejan

la pureza de las almas.