carminha nieves

¡CUANTA CARIDAD!

 

 

En todos los noticiarios ponen organizaciones que dan comida, bolsos con bienes de primera necesidad. En todos los súper mercados, te entregan un bolso para que donemos algo.

Subastas de cosas  regaladas para conseguir algún dinero para ayudar los que no tienen nada.

Un contraste tremendo, entre no tener edad para trabajar y no querer hacerlo.

Anduve dos o tres años buscando alguien que me ayudara en casa. No encontré a nadie.

Yo sé cuál la razón. Ahora todos son técnicos, no quieren hacer ciertos servicios, tienen vergüenza de andar limpiando casas.

Se olvidan que desde que nos casamos, somos empleadas domésticas para toda la vida y sin sueldo. Nadie nos agradece, no tenemos jubilación, solo somos empleadas para todo el servicio. Sin día de descanso ni vacaciones. Cuando ya  criamos los hijos, ya no servimos para ser amantes de nuestros maridos, cuando cansadas queremos un poco de libertad y descanso, no hay nada para nosotras.

Quizá una residencia, lejos de todos donde esperamos una migaja de amor y gratitud.

En tiempos pasados ni pasaba por nuestra cabeza el miedo a la vejez. Lo tomábamos como natural devolver a quien tanto hizo por nosotros, hacerlo por ellos.

Entiendo que los tiempos son difíciles, siempre lo fueran. Entiendo que hay desempleo, siempre lo hubo. Entiendo que trabajar cansa, siempre así fue y en peores condiciones.

Entiendo también que el regalar en demasía es malo. Cuanto más fácil se nos ponen las cosas, peor es quedar sin ellas.

Cogimos malos costumbres, todo fácil, no pensamos en el futuro.

Una abundancia loca de cosas inútiles, para gastar dinero, como leyes, que no sirven para nada.

Dinero a más para quien siempre tuvo el necesario es malévolo.  Quitar a quien siempre lo tuvo y pasó de padres a hijos también.

Pobres y ricos siempre desde que el mundo es mundo existen.

En mi entender,  la tercera edad  compete a  sus familias, no impuesta, pero salida del corazón.

Que importa una vez por año dar un bolso con comida si durante el año están abandonados. Nada. Es un lavar de manos como Pilatos.

En la vida todo tiene que existir separado pero formando un conjunto agradable de convivencia.

Que las trompetas suenen, para despertar el hombre, que la justicia no sea un edificio lleno de pompa y circunstancia, que salga para las calles y resuelva servir la humanidad.

Que importan las luces navideñas la música en las calles, si un ratoncito las puede apagar si entra en una grande central eléctrica.  Es todo ficción, sueños falsos, por un puñado  de días y noches que rápido pasan.

 D.  Aniñas, vivía en una casita muy humilde, húmeda, pues por bajo pasaba un ribeiro. Tenía dos hijos, Vivian bien en sus pisos, con los hijos.

Yo no era pariente, pero todas las semanas le llevaba no un bolso, pero los que hicieran falta con todo lo que necesitaba. La iba a buscar y la llevaba para mi casa para merendar y charlar, le daba lo que tanto quería de sus hijos, un poco de amor.

Ya había sufrido mucho, había sido atropellada y abandonad, tenía un pie e parte de la pierna llena de alambres y tornillos. Mandaran hacer fisioterapia, no sé cómo la hicieran. Solo sé que le han estropeado aún más. Terminó sin la pierna, echada en una cama donde murió con una infección. D. Aniñas, era una buena mujer, desde vender pescado por las calles, hasta ir todos los años a Fátima a pie o de coche, llena de Fe, cariñosa, dulce, murió sin vivir en un apartamento aunque fuera de un dormitorio.

Si fuera viva ya se le había llevado regalos, me acuerdo mucho de ella. Era el ejemplo de una vida que no debía de existir para nadie.

De mi nadie se acuerda, de espacio todos  se alejaran, para no quedar mal con la parte de mi familia que solo mienten.

Por fin pasaré la Noche Buena en el seno de la Familia de mi Amigo. Lo hago porque sentí que me invitaran de corazón. Entre quince personas, estaré arropada e caliente, de amistad, no sola, llorando por dentro, recordando, las Navidades, de otros tiempos en compañía de mis Padres e hermanos.

Sin mi niño Jesús acostado en su almohada con florcitas, que tanto quería tenerlo en mi nueva casa e con la frialdad me lo han cogido, ya otro arreglaré, para tener algo parecido.  

Que todos tengan  Navidad siempre, un poco todos los días.

Porto, 14 de diciembre de 2014

Carminha Nieves