¿Qué nos ha sucedido? nos preguntamos en silencio...
y decodificamos miradas porque ya no existe el dialecto,
sentimos ese predilecto vacío que ya no llenan los besos,
el ambiente se ha vuelto umbrío; oscureciendo los sueños,
caímos en el perverso señuelo de la rutina y el aburrimiento.
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Hoy mi verso carece de ánimo porque es irremediable el efecto,
no supimos tolerar los defectos que nos llevaron al descontento.
Así sucede cuando el amor se desfragmenta en el tiempo,
ayer gobernaba el equilibrio; hoy sólo rige el desconcierto.
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Desintegrados llegamos al fin del trayecto,
finalizando la cohesión que movilizaba el afecto.
Ha cesado la química que alimentaba el sentimiento,
no supimos renovar el estímulo poniendo fin a lo nuestro.