A. Cuenca

Plato roto, amor verdadero

Sé lo que es una venganza y lo que es un castigo;

estoy en plena facultad de entender el tener ambos merecidos.

He sido prepotente y caído en manos del egoísmo,

y aunque hoy corra la humildad y el amor por mis venas,

aún quedan secuelas en tu corazón ya sentido.

 

... pero no hay nada mas potente que el perdónar y ser perdonado,

una vez reconocido el error, crece quien perdona

y quien entendió pedir perdón por su error.

 

Un plato puede caer y romperse, y aunque pegado ya no sea lo mismo,

el cemento utilizado para enmendarlo puede ser aún mas resistente;

y para quien no mira la estética, la humildad le hará reconocer,

que de él puede con orgullo seguir comiendo,

pues el contenido sabrá mejor si entendemos, el esfuerzo detrás del logro obtenido.

 

En la vida hay veces que la tristeza en grupo puede extenderse hasta crear un daño perpetuo;

el valor a veces viene cuando uno de todos, se sacrifica por el resto,

y quien por la causa mayor cae al fondo del pozo levantando a los demás

la bondad de quienes han del pozo salido, con firmeza y agradecimiento,

podrán sin casi esfuerzo levantar a quien profundo ha caído.

 

El egoísmo es un bicho muy solitario, que tarde o temprano se entierra solito,

y aunque parezca que cortando cabezas se sale adelante,

poca ventaja se lleva, si entendemos que frente a la muerte, somos todos iguales.

 

Es hora de entender, que la cruz la arrastramos adonde sea que váyamos,

que los problemas de uno son mejores resueltos si la solución es buscada entre varios,

y de no tener solución...

El apoyo y amor verdadero de otros, es lo único que nos levanta e invita a seguir caminando,

aunque sea de a ratos.

A.Cuenca