Izandro

Aroma de Ángeles

 

Dejaste tu aroma a jazmín sobre la almohada

Y un pequeño espejo reemplazo tu apasionada calma,

Han surgido entonces mis recuerdos,

Trayéndote de una impresa imagen,

Trayéndote de la nada.

 

He pulido los bordes de mi cama,

De tanto repasar con mis manos,

Aquel espacio que dulcemente ocuparas;

He suavizado mis pensamientos cautivos,

Para anidarlos entre mi pecho y tu almohada,

…Aquella que de flores tú dejaras.

 

Reparo en el tiempo que dejaste,

Ocupando los espacios más vacíos,

Más distantes,

Y descubro viejos secretos,

Que desnudan las palabras mas amantes;

Reparo en los tiempos idos,

Reparo en tu dulce mirada,

Y recuerdo verte cuando dormido,

Mi frente besabas… y acariciabas.

 

Sentado sobre nuestro mueble,

Miro la luz entrar por mi ventana,

Oyendo la música que a mi lado,

Tú Bailaras… y musitaras;

Son cientos, son miles,

Son infinidad de dulces palabras,

Prometiéndome que no te irías,

Jurándome que no te marcharas,

Sin imaginar que en un solo día,

A tu juramento,

Tú faltaras.

 

Hoy estoy con el alma partida,

Y el aroma a jazmín que me dejaras,

Ha cubierto la otrora dulce casa,

Y la más alegre de las moradas.

 

Hoy no estas más conmigo,

Hoy como Dulce Ángel,

Llegas hasta donde anidara,

Tú dulce aroma,

Tú dormida mirada;

Hoy repaso tus palabras,

Que en el vacío tú dejaras,

Ahora que te has ido,

Como un Ángel convertido,

Marchando hasta el cielo,

Con tus palabras dormidas,

Y tus tiernas miradas.

 

Ahora le he prometido al cielo,

Que entre mil Ángeles yo te hallara,

Y que ni el más lejano de los cielos,

De tus caricias me alejara,

Hoy te he hecho una promesa,

Que nunca se quebrara…

Y es que te he de hallar,

Aunque mil cielos y tus alas de Ángel,

Hoy en día nos separan;

Hoy vi tus alas,

Entrar por mi ventana

Y sentada a mi lado,

Oiremos juntos,

La música,

Que dulcemente musitaras.