Marc Tellez Gonzalez

Simplemente bella.

 

 

 

Bella como las cerezas rojas del café de la montaña, café son tus ojos, claros mis enojos, celos a la vista de mis dudas y remordimientos tontos.

 

Bella como las madrugadas que cobija la negra noche, manchada de destéllantes luceros blancos y profundos en la inmensidad de mi cosmos inerte y estrellado.

 

Simplemente bella, como la monarca emigrante a su santuario, deseosa del apareamiento, hambrienta de tu destino, inevitables deseos de su camino.

 

Manos de terciopelo, sin dudarlo, abundantes de caricias encontradas en mi pelo, perdida celeste estrella del cielo.

 

Bella eres, como la belleza del marfil del unicornio imaginario, materíalizado en los mitos de los pensamientos inmensos de mi locura, alado, emplumado, majestuoso al lado mío.

 

Bella, bella, bella enamorada, cítricos son tus enojos, talón de Aquiles perdido eres en mis debilidades, que hacen tan pequeña mi fortaleza.

 

Bella como las letras que encarnan mi verso, bella en mi perdición, bella en las azucenas de mi campo, bella como el pan que me alimenta.

 

Eres tierra, agua y fuego, infinita dulzura que baña mi mundo.

 

Y así podré decir que el universo es infinito, pero la belleza que en ti encuentro opaca cada estrella del firmamento.

 

 

Simplemente eres bella.

 

 


Marc Téllez González