Vicente Martín Martín

Hablemos en voz baja

 

Hablemos en voz baja

e imagina

que pudiera ser ésta la hora terrible en que agonice y no me he dado cuenta,

que pudiera ser ésta la hora en que un dolor de alpinista

descendiera a mis ojos,

me mirara de frente y me quedara

como un buda de yeso, inexpresivo.

 

Porque sabes muy bien que desde el aire mirando hay una muerte

capaz de  cualquier cosa,

capaz de abalanzarse en los vacíos más hondos y encallar

los relojes de cuco,

y además

sospechamos que existen realidades ocultas

que nunca entenderemos,

sabemos que hay arcángeles por detrás de nosotros arrancándonos

el vello de las ingles,

que hay negocios

de comercios oscuros y ataúdes

esperando a vendernos un mendrugo de gloria higienizada.

 

Y llegará el momento en que ese niño que ahora es mi dolor

se bañará en el hielo de los polos

y se ahogará en sollozos

y su endémico llanto atraerá a los monzones aborígenes

y se oirá a los tratantes de esclavos y a las madres infieles que nos gritan los límites

de las islas antípodas.

 

Son las diez de la noche, está nevando y te estoy hablando a ti,

precisamente a ti

que eres solo en el mundo y no me escuchas.