Raúl Daniel

Así son las cosas…

Un apuesto joven, un día,

desconcertado por amores contrariados,

decidió buscar sabiduría

consultando a un maestro afamado...

 

El anciano aceptó el reto y le dijo:

-“Porqué, joven, guapo y bueno,

fuiste dejado de lado, no te alteres...

¡así son las cosas, hijo...!
en cuestión de decisiones amorosas,

una piedra sobre oro mucho puede,

¡más que cien poemas y mil rosas...!

 

La mujer llora y elabora fantasías,

románticas escenas, su corazón abriga,

desea ser amada con pasión

e inspirar versos y rimas...

pero a la hora final:

(muchas) ¡se venden o alquilan!

 

No mires mujer hermosa ni fina

ni a la que debes viajar para alcanzar,

toma para ti esa fea y hacendosa

que vive a la vuelta de la esquina

y conoces desde niña...

 

Ella sueña contigo y cuidará de ti

¡no tú de ella! Tú serás la torre

y deberá alcanzarte...

y a la luz de la estrella de su amor

no te será difícil de su amor enamorarte...

 

Todas las mujeres son iguales

con la luz apagada...

y en la parte más larga de la vida

¡aún las más hermosas quedan arrugadas!

 

El dolor enseña y edifica,

la soledad da sabiduría,

la mujer menos procurada

sabe hacer feliz al hombre que ama

(le será fiel... todos los días).

 

La que en lo físico, solamente es agraciada,

en vanidad, pronto quedará sumergida,

y cuando tu deseo en ella sea consumado

te sabrá insípida...

 

El plato de porcelana más caro

no sirve de alimento sin comida.

 

Ve... y no busques... serás hallado.”