Tarde de otoño, paseo entre los árboles sin hojas,
imagino a ti agarrado, platicando de nuestras cosas,
miro y veo esa tu cara bonita con la poca luz de la tarde,
que ilumina con ternura, haciendo sencilla tu sonrisa,
esa ternura divina, que se esparce por el aire,
que le da luz y color a las frágiles ramas de los árboles,
que mi corazón palpita, al oír aquí cerca tu voz,
y muy pegado al tuyo se aceleran los dos,
¡que bello sentir a la sombra de este roble,
que tus ojos me miran, tan felices y tan nobles,
que hermoso sentir en mis manos, tu rostro acariciándolo,
y percibir el brillo del amor, que nos estamos dando!,
los árboles contemplan este amor tan diferente,
y brotan de sus ramas lindos tallos constantemente,
ni ellos pueden disimular al vernos juntos su ilusión,
pues nosotros muy felices derrochamos puro amor,
así este bosque de robles inundado se queda,
de eso que tu vas sembrando como lo que son,
continuos, fugaces y bellos:
¡DE AMOR...... PUROS DESTELLOS!.