Izandro

Nuestro Camino

 

Vuelvo sobre mis pasos perdidos

Donde he dejado las huellas,

De mis plantas frías y desnudas,

Y en ese largo caminar,

Me siento al pie de un viejo río,

Tierno y constante,

Y reflejo sobre sus aguas,

La mansa y sutil semblanza,

De mis facciones tristes,

Y acostumbradas.

 

He perdido tu camino

Y en el laberinto de mi constante búsqueda,

Me tropiezo con vacios y añoranzas,

Te recuerdo… me recuerdo,

Y no me doy tan por vencido;

 

Busco tus pasos,

Y los caminos

Por donde anduvieras,

Busco tus aromas,

Y los pétalos caídos,

De rosas rojas a tu paso,

Busco tu mirada,

Y la tibia luz con que me alumbraras,

Busco más de ti…

Y simplemente…

No hallo nada.

 

Te he perdido,

Y contigo… o digo que sin ti…

Se perdió el camino,

De las huellas que dejaras.

 

Vuelvo sobre mis pasos perdidos,

Y escribo en la tierra mis palabras,

Pretendiendo que a tu paso las leyeras,

Rogando, porque en ellos me esperaras;

 

Estoy sentado al pie del rio,

Y una lágrima mía discurriera,

Por la faz de mi piel ya quebrantada;

Una lágrima ajena, ha tocado el manso rio,

Y en mi incomprendido desvarío,

Veo un rostro reflejado,

Me asomo,

Y evito ver mi imagen ya pausada,

No soy yo…

Eres tú,

Quién me halló…

Sentado en el camino.

 

Esperando por ti,

no envejeció mi corazón,

ni se apago la cálida llama,

que te ilumina,

aún en la distancia...

de nuestro viejo camino.

Mito.