Eco del alma

MI CAMINAR LENTO

A mi edad siento el peso de mi tristeza,

Mi caminar más lentos,

Un rostro gastado por el tiempo,

Las lluvias, el sol y el helado invierno,

El labrar la tierra sofocado por el calor,

Lentamente las fuerzas se van agotando,

El tiempo cabalgado con el rebaño,

En medio de la cordillera,

Son tantas las cabalgadas que ha pasado el tiempo,

Caminatas cruzando el desierto,

O por el medio de las pampas,

Con un viento que a se grieta en la cara,

Como quisiera tenerte a mi lado,

Cuando caminaba,

Pero te llevaba en mi pensamiento,

Gracias por brindarme tu cariño,

Montaré el pingo y tomaré un camino,

Me acompañara la nostalgia,

Que me dará calor,

Mientras mis perros caminan a mi lado,

Mientras cabalgo en el sendero,

Todos me dicen tiene edad el arriero,

Junto al estero cordillerano,

Me quede tendido asiendo un descanso,

Luego monte mi caballo,

Para tomar el camino al rancho,

Donde mi flor del campo,

Me espera con una tortilla de rescoldo,

Recién echa y me ayudara apearme del pingo,

Y en su mano un vaso de vino tinto mierda,

 Que mucho tiempo en las cumbres,

De la cordillera en las noches le calaron sus huesos,

Deseando llegar pronto donde me espera,

La que meda calor y aliento,

Que en silencio me espera cuidando la hurta,

Al hombre que lo gasto el tiempo,

Nunca ambiciono la riqueza,

Solo era feliz con la naturaleza,

Contemplando del alma las estrella,

Llorando le doy gracias a Dios por tenerme en pie,

Recuerdo nunca olvidado,

Cuando te llevaba al anca corríamos por el potrero,

Corriendo las vacas para el establo,

Tomabas el rebenque y a la bestia chicoteabas,

Y con grito las arreábamos,

Nosotros crecimos junto en el campo,

Cuando jugábamos te tiraba las trenzas,

Hoy fuera del rancho, miro la foto que nos sacamos,

 Que bonitos son los recuerdos,

Yo la quise tanto por era mía hasta los huesos,

Le prendí una vela en la oscura noche,

Para que alumbrar tu alma,

En las quebradas de los montes corre el agua,

Que viene de la cordillera,

Clareo más tarde donde se aclaró el cielo,

En medio de quillalles, espinos y boldos,

 Junto a tu retrato en la mano,

Dios cerró mis ojos,

Siempre pensé que cabalgaremos en el cielo,

Donde nos separaremos jamás.

 

 

 

Autor eco del alma

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Antofagasta, 23 -11-2014