Adrian Rodriguez

Aborto

Otra vez el sol se apaga
tu ángel te desampara,
Caes al abismo aterrizando sobre la nada.

(Bienaventurado tú que no naciste arrullo de amor;
Por tanto tus ojos no vieron maldad)

Fue como un pajarito que anido en el invierno, sobre tus ramas secas y sin hojas; mientras el frío aullaba versos tristes a la noche.

Te asusto al hacerte cosquilla con sus patitas, te aterrorizaste al escuchar su inocente canto... A veces cuando se es tan oscuro la luz asusta. A veces cuando se es tan miserable y triste un toque de felicidad aterroriza.

Tus pensamientos fueron: Aún nadie sabe que esta aquí, hablare con el viento para que sople con fuerzas haciéndolo volar hacia otro nido, pero aquel pajarito amaba tu vientre como nadie que aun el viento recio no pudo desprenderlo de ti. Entonces, creyéndote ya sin alternativa; lo abandonaste a la intemperie, al deseo de los depredadores, a la voluntad de la noche tenebrosa. El frío lo envolvió endureciendo sus patitas para detener el cosquilleo, sellando su pico para apagar su inocente canto. Y volviendo a soplar el viento lo hizo caer como una estrella fugaz del cielo, como un granizo humeante de las nubes.

Puede que a tus ramas secas le crezcan flores, que tus raíces profundicen alimentándose de ríos inagotables; puede que a tu sombra se cobijen hormigas, lombrices o caracoles terrestre...
Nada de esto importa si la habéis negado a aquel pobre pajarito el Amor.