Mario G

Hijo no me condenes

Cuando me vaya del mundo ya no me pidas perdón
no te excuses con pretextos para amortizar tus culpas,
enmienda tus faltas hoy que es cuando lo puedo ver,
ni me lleves llanto y flores cuando vayas a mi tumba;

Dame un abrazo muy fuerte y un gran beso en la mejilla
y llora junto conmigo, que eso no te quita hombría,
acéptame los consejos aunque sientas que te aburran
y en algunas ocasiones no los puedas comprender

No tendrás mejor amigo que tu padre que soy yo,
que tuve a bien el criarte y cuidarte con amor
y con dolor en el alma de vez en cuando una zurra
para que no te desviaras del camino del Señor

No critiques mi enseñanza y métodos de crianza
ni seas duro al juzgarme por no dar lo que esperabas
trata también de no odiarme y procura el entender
que mejoré para ti, lo que mi padre me daba

Pero no imprimas rencor cuando cuentes tus relatos
ni me condenes cuando hables con tus hermanos de mí
porque mi crianza con tu abuelo, si la hubieras presenciado
te aseguro con consuelo sonreirías feliz

Y si alcancé una estatura, tú deberías ser mayor
pues recibiste una vida mucho más fácil que yo
no llenes tu boca de odio, ni el corazón de rencor
al añorar esas cosas que la vida no te dio.

De vez en cuando visita, tráeme también los nietos
para que cuando estén mayores, sepan quién es este viejo
cuéntale algunas anécdotas de todo lo que vivimos
y no omitas los detalles de las cosas que ocurrieron

Sobre todo las vivencias que felicidad te dieron
y procura ser con tu hijo mejor de que lo que yo fui
y comprobarás de seguro que di lo mejor de mí
pues yo tuve para ti amor de padre sincero

Por lo pronto me despido, dando gracias al Señor
por engrandecer mi vida contigo que eres mi hijo
pidiéndole al Dios del cielo, que te dé su bendición
y aunque no esté en este mundo, siempre contarás conmigo.