David Arthur

En la infinidad de nuestras almas

 

Tu sortilegio embriagó mis sentidos

el lucero Venus,

discreto testigo de nuestro peregrinaje

a nuestros sagrados templos,

tatuaba nuestra desnudez con sus caricias

 

Desde las faldas del monte Etna

volamos a las cimas de lava en llamas

a sepultarnos en nuestros cráteres ardorosos,

secuelas de nuestro apocalipsis

 

Mis besos, abrazando tus suspiros,

resucitaron mi libido en una ola sísmica

manipulada por mi amotinada testosterona,

enardeciendo sin indulgencia tu sacrificado cuerpo,

para saciar tus susurrados deseos,

ecos en vetustas leyendas

 

Envuelta en el fuego de una erupción volcánica

tu esencia fundada en la mía,

guardamos este momento de sublime subyugación

en la infinidad de nuestros almas