Ramirez Adrian

Punto de contacto

 

 

 

Hay miradas que recorren el cuerpo,
que lo hurgan como manos sedientas,
y lo averiguan, lo descubren,
lo desvelan sin ser tocado
y más aún
y más, y más...

 

Son miradas que manosean,
que saborean con el tacto,
con el pasar vano por los senos,
por los hombros,
por el pasar vano de otras manos
de otros ojos y otras manos...

 

Y así nos desnudan
y nos dejan huérfanos,
solitarios con el mundo,
reconsiderándonos,
reconociéndonos,
mirándonos frente a frente;
a veces perros, a veces gatos
a veces solo, a veces solos
solos y aveces.

 

Gracias a Dios las miradas no dejan huella
sino todos tendríamos marcas de una violación artística
o síntomas de una elocución penada.

 

Gracias a Dios
vos no me ves
cuando te miro.