jairodelacroix

Una lagrima en su rostro

 

Su mejilla, marchita y aletargada en las sombras de la tristeza, sintio el nacer de una diminuta perla que fluyo libremente hasta perderse en su pecho; indeleble fue su camino y eterna su herida, veneno mortal de mi existencia y dolor punzante en dos corazones que murieron y revivieron por momentos…

 

Fue una breve y efímera gota de mar donde naufrago en fosas abismales el navío de nuestra alegría; se desviaron nuestras miradas, expiraron las frases en mis labios y ella sufrio la congoja que le conlleva amarme…

 

Habló mi orgullo enceguecido, ella se sobrecogió en su llanto, sus ojos marchitos e inundados en la melancolía me miraron con pesar, liberando de sus pozos diamantes preciosos que quise besar y olvidar aquellos momentos que mataron a golpes el alma de nuestra union, pero me acobarde sin saber que acción tomar …

 

Aquella bella joven, de mirada risueña que abrigo en su pecho mi eterna sed de amor, nutrida bajo las alas de sus caprichos y mis sueños, la eterna amiga cuya ternura y caricias insondables hicieron brotar fuentes de imaginación y fantasía...derramaba lagrimas frente a mi...

 

En su mirar, con una luz singular, vi anidar las penas que la embriagan, mientras las tinieblas de la muerte descendieron sobre mi espíritu para ahogarlo en sus garras funestas; nuestros caminos parecieron estar separados, ella en el sendero de la lluvia incesante, mientras yo me estremecia en la morada de la penumbra acusadora…

 

La distancia nos hirio a ambos, la noche era fría y nos desconocimos de repente…

 

Ella proclamo su amor sin miedo, mas yo me senti culpable e indigno de su paz; me disculpe sin dudar, temiendo acortar mi vida y volverme amargo como un bálsamo de dolor, e inexpresivo como el silencio. Ella, la entranable amante, seco sus lágrimas y reafirmo su voluntad.

 

Al horrible mal de la discordia al menos sonrie la esperanza. ¿No existe aun algun encanto en nuestros arrepentimientos? Disentimientos que borran y desvanecen la alegria cual luz ante la tormenta, para luego ser olvidados... ¿sera esto el amor?

 

 

 

 

Jairo De la Cruz