La paz que buscaba…
La paz que buscaba…
Como aquel cielo despejado
De una tarde de primavera…
Como el brote de las hojas nuevas,
El manto del bosque encantado,
Vi divagar las palabras como el vuelo
De los pájaros que deliran de libertad,
Tú la única verdad…
Para poder soñar.
La paz que buscaba…
El reflejo en el umbral de tus ojos
Aquellos que imagino a diario…
Empapelando mi rostro y mi alma,
Mientras los sentidos a flor de piel
Reclamen llenarte de amor,
Las miradas rellenas de la miel
Que consumen hasta la piel,
Bajo el perfume de tu ser,
Hoy y siempre volver a creer…
La Paz que buscaba…
La encontré en las palabras divinas
Escritas por tus propias manos,
Cuando todo el mundo de antemano
Me arrebataba el intento
Cuando morir era la única salida,
Cuando el sol escondía
Cada rayo detrás de las heridas…
La paz que buscaba…
Sellada en tu rostro de reina
La corona, aquella que tanto brilla
Dentro de mi corazón que aniquila
El sudor diario de la agonía…
Hoy te conviertes en la bella alegría
Que transpiran los sentimientos más vivos,
Hoy quiero transitar todos tus caminos
Que me lleven a la gloria de cuidarte…
Y desde ese momento para amarte,
Toda la vida.
Y aunque los años partieran de repente
Hacia el final de mi vida…
Aunque no pudiera evitar la triste despedida,
Seguiría soñando más allá de la muerte
Que algún día puedas cruzar aquel puente
Para volver a encontrarme…
Tomaras mis manos suavemente
Y con tu mirada que derrite mi alma
Me invites a soñar a tu lado,
Caminemos juntos paso por paso…
Hasta volver al otro lado.
Y si por esas cosas de la vida
Que Dios, nos ha mostrado el camino,
A todo lo contrario del destino
Que el haya querido para nosotros,
Negociaría con la muerte
Mi final en las palabras de su propia boca
Y como aquel Ángel que provoca
Todas las plegarías cada noche,
Visitaría en el derroche
De las almas gemelas…
La felicidad que tanto se ha negado a estar conmigo,
Visitaría tu alma y aquel inmenso abrigo
Que me ha llevado hasta el olvido…
La paz que buscaba…
La encontré en tu mirada
Aquella primera vez que el corazón
Pudo sentir tus latidos frente a mí…
Cuando tus palabras comenzaron a sanar
Mis días venideros…
Y cuando la primer palabra de amor
Salió de mis dedos,
Hacia el infinito tecnológico de los versos
Cuando consumado todos los textos,
Pude decirte cuanto te quiero…
Y así cuando la paz que buscaba
Invada todo mi cuerpo entero
Con los besos soñados
Los abrazos en calendario sincero…
Ya no va a importarme si es que muero,
Porque cuando el alma se retire
De todo aquello que tanto quiero
Veré volar por los cielos pasajeros
Al amor de mi vida…
A la mujer que tanto quiero.
Christian A. C. Vázquez