María

Indiscutible

 

Apartados en la cama. Llovía pero no disfrutaba el sonido de las gotas sobre el alero. En mi mente continuaba  el cruce de ideas. No cedería.  Dormitaba pero me despertaba el estrépito externo. Aunque mi enfado era tal que no sabía cuál tormenta era más enérgica…

 

Un  resplandor blanquecino enfocó mis ojos. Sobrevino un trueno que heló mi sangre. Un estrujo expulsó mi pánico calmándome en segundos, callando mi llanto, derrotando mi  encono…  Y  comprobé que esos brazos conformarían siempre mi escenario irrefutable.