jose antonio hernandez r.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Atrapado en el laberinto de la mañana, veo por mi ventana el recorrido del viento, que en su peregrinar, arrastra las hojas muertas; a lo lejos, parado sobre una rama del viejo árbol, un pájaro llora su pena a los fantasmas de tiempos idos. Una colegiala, camina bajo el ardiente sol, contoneando juguetonamente sus caderas, mientras sonríe ensimismada en sus pensamientos, no se percata que desde su ventana, un solitario fauno, recrea para sí, miles de fantasías en las que se figura transportándola al séptimo cielo. Tocan la puerta, mi vuelo imaginario se disipa bruscamente, percibo entonces el llamado insistente de mi estómago hambriento.  

                                                   

     José Antonio Hernández R.