Así te amo, como al juguete de los primeros años,
como al arenal tibio de la infancia sin calzado,
como al raído pantalón a media pierna,
como aquel grito de gol de transistores.
Así te amo, en la roja aparatosidad del día nuevo,
en el suspendido aletear del picaflor,
en el rumor silvestre del rosal,
en la acuarela de pampa verde y trigal maduro.
Así te amo, como se aman las cosas más pequeñas,
el mate, las sandalias, el jean de palidez incierta,
la alborada de calle vacía y perfumada de lavanda,
el atardecer de postales sonrojadas.
Así te amo, con la alegría de encontrarte en mis rincones,
en cada pensamiento y en todos los suspiros,
en cada aire de mis aires, muero con vos y tus latidos,
revivo en todos tus murmullos y en todos tus silencios.
Así te amo, mordiendo la manzana de tu nombre,
enloquecido por ser piel más piel en tu tibieza,
y al fin mirarme estas manos, mis mismas manos
escarchadas de tiempo y de nostalgias.
Así te amo, en el palpitar azul de las estrellas,
en el tembloroso reflejo de una luna en el riacho,
en mi sueño de isla desierta y crueles calendarios,
en el despertar sin vos y con tu imagen.
Así te amo, en la metáfora del verso no aplaudido,
en la poesía desdeñada,
en el rincón salado de algún llanto,
en la bruma que aprieta los espacios.
Así te amo, en la fotografía ajada que va conmigo,
en las ráfagas de violín estremecido,
en el aroma que viene de tus mares.
Así, mi cielo, así te amo.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Publicado el 27-10-2010)