Raúl Daniel

Una Fantástica Historia Común (II) La visita

 

Llegaron como a las cuatro

haciendo mucho barullo,

con sus gritos y saludos

hicieron correr al gato.

 

Los de ayer no se salían

porque tenían espera,

pero de todas maneras

eso era lo que querían.

 

La tía gorda resoplaba

caminando por los cuartos,

computando cada dato

de todo lo que encontraba.

 

Los chicos ¡ya se imaginan!

se pusieron a jugar,

¿saben a qué?: A la casita,

al papá y a la mamá.

 

Pintaron de verde al gato,

quemaron un repasador

y, dentro del comedor,

rompieron dieciocho platos.

 

Los de mañana querían

liquidar pronto el asunto,

así que hablaron al punto

del tema por qué venían.

 

-“¡No queremos discutir!

(dijo la dueña de casa),

mejor coman estas pasas

y tomen este elixir”.

 

-“Van a venir abogados

si no arreglamos nosotros...

ustedes son muy morosos”

(los otros les contestaron).

 

Como a eso de las siete

ya estaban jugando al truco,

sirvieron pizza caliente

con muzarella y con tuco.

 

En un viejo aparato

hicieron sonar los discos

(siempre ponían lo mismo:

folklore, valses y tangos).

 

Reían a cada rato,

pues mucha gracia les hacía

cada vez que aparecía,

pintado de verde, el gato.