LUCIO ROBERTO RAMÍREZ GONZÁLEZ

NOCHE DE SUEÑOS CON SABOR A DESPEDIDA

NOCHE DE SUEÑOS CON SABOR A DESPEDIDA

Una noche saturada de sueños raros,
noche llena de ruidos, sonidos extraños,
uno de aquellos sonó como suena un beso,
me desperté, como siempre nadie a mi lado.

 

¿Será quizá la soledad que me saluda?,
¿Tal vez el alma, que en mis venas se congela?,
¿O será el adiós de ese amor que se ha marchado,
sin un adiós, sin un beso de despedida?

 

Me di dos vueltas, a pocos seguí durmiendo,
entre mis sueños unos labios se acercaron,
eran unos labios fríos, sin sentimiento,
sin aquel bello amor que alguna vez sentí.

 

Mi boca sintió un beso con sabor a llanto,
claramente pude escuchar como un suspiro,
me desperté nuevamente, toque mis labios,
en mis dedos sentí unas gotas, eran lágrimas.

 

¿Qué cosa podría hacer para sanar mi alma?
me levanté, busqué luz, cogí un lapicero,
en mi costado desnudo dibujé la cruz,
cerré mi corazón para no sentir dolor.

 

Apagué todo, conseguí dormir otra vez,
entre mis sueños esperé a que salga el sol,
ya han pasado varias horas y el sol no llega,
tampoco llegan los muchos años pasados.

 

Ni siquiera logra llegar la soledad,
espero también a que me llegue el olvido,
sin embargo ni el olvido llega, no llega,
no llega el tiempo, la luz, menos llega el día.

 

No hay más dolor, no se encuentra el mísero amor,
ni los labios fríos, ni los besos mojados,
ni el sabor a llanto, ni el alma congelada,
ningún suspiro, ni el beso ... de despedida.