Eduardo A

Las fauces del horror se abrieron de par en par

Nunca se cierran

desde que el hombre es hombre.

Piedra, garrote o cuchillo,

la mano huesuda y fría,

oprime a la libre conciencia.

Génesis - Auschwitz - La Plata - México

Sin tiempo y sin patria,

“la muerte”, a secas.

Sus fauces no pueden cerrarse

insaciable, alimenta sus pesadillas

con sueños de inocentes.

Horrible bestia que devoras y aplastas

con fuerza descomunal,

tu fin está cerca,

profiere insolencias, aún.

El Anciano ya se sienta.