Diaz Valero Alejandro José

El cerdo que se comió al arco iris (Cuento)

Rina y Reni eran hermanos gemelos. Tenían cuatro años y eran muy divertidos.

 

A Rina le gustaban los cuentos, pero a Reni le gustaban mucho más. Siempre pedían lecturas a sus padres, a su hermana mayor, a su abuela y a todos los que llegaran a la casa.

 

Un día la abuelita compró un libro de cuentos titulado “El cerdo de colores” donde había muchos cuentos, uno de ellos se refería precisamente a un cerdito que se había comido el arco iris y se había vuelto de colores.

 

Sus duras orejas eran de color azul, su gran trompa de color violeta, su enrrollada cola era de color amarilla, sus cuatro patas eran anaranjadas, su panza era roja, su cabeza era verde y sus ojos añil.

 

Ese cerdo de colores era distinto a los demás cerdos. Antes de comerse el arco iris era igual a todos, pero después cambió. Y eso lo hizo sentir feliz al comienzo, pero después lo entristeció. Los cerdos deben ser iguales, pensaba tristemente el pobre cerdito, las personas sí deben ser distintas, aunque sean gemelas, pero los cerdos no, y por eso soñaba volver a su rojizo color.

 

Cada vez que Rina veía al cerdo de colores se reía, en cambio Reni se quedaba pensativo buscando la manera de ayudar a ese cerdo distinto para que fuera igual a los demás.

 

Un día sin que nadie supiera cómo el cerdo volvió a la normalidad, era de color rojizo y ya no tenía otros colores. Dicen que el arcoíris es muy delicado y al sentir los fuertes olores del cerdo salió huyendo a esconderse en el cielo. En su carrera fue dejando colores repartidos por todo el jardín los cuales se quedaron en los pétalos de las flores.

 

El cerdo lo vio que huía y no quiso perseguirlo, decidió desde ese día ser un cerdo igual a todos, así que jamás volvió a levantar su cabeza para contemplar el arco iris, no vaya a ser que le dieran ganas de comerlo de nuevo. Tampoco miraba las flores del jardín, prefería mirar las hojas y el verde follaje.

 

Desde ese día siempre los cerdos llevan su cabeza mirando hacia el suelo para no pintarse de colores.

 

Los hermanos gemelos Rina y Reni siguieron leyendo otras historias del libro: Un jardín de flores de papel, Una gallina con pico de plata, El elefante con trompa de caramelo, las casas con ventanas de panes dulces, y otros cuentos más. Todos eran interesantes, pero jamás se olvidaron del susto que pasó aquel cerdo después que se comió al arco iris.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela.