Raúl Daniel

Por el mundo...

 

Solo... más no solitario,

con pasos largos...

trotamundos, peregrino,

vas haciendo tu calvario...

 

Caminando...

por el mundo, caminando,

extranjero en tu planeta...

con tus ojos indagando.

 

Los vendavales golpearon

con soledad tu camino,

te desespera el hastío

en que te hallas sumergido.

 

Aterido...

por tanto tiempo perdido,

por tantos días vacíos,

¡noches de silencio y fríos...!

 

Pensando...

en todo lo que viviste,

conociste y aprendiste...

y lo que quedaste esperando.

 

¿Será que una explicación

tal vez es mucho pedir...?

 

Un mundo desesperado

se extiende a tu alrededor;

toda la fragilidad humana

de pronto está concentrada

en la ira que a tu mano

mantiene dura... cerrada.

 

¿Por qué es que todo es así...?

(¿o sólo te parece a ti...?)

 

Nadie entiende la grandeza

del amor desinteresado,

pocos creen que es pecado

el orgullo y la avaricia.

 

No se hacen las caricias

y no se pide perdón,

se especula la razón

y se evade la justicia.

 

Sólo se busca emoción,

placer, dinero, poder

y se desensibiliza

lo íntimo del corazón.

 

Se hace objeto a las mujeres,

y en una caricatura

al amor se desdibuja

en los cuartos de moteles.

 

Todo se alquila o se vende

y no hay valores morales,

sólo ambiciones, las cuales

muy pronto, todos aprenden.

 

Y tú sigues...

por el mundo, caminando,

despreciado y despreciando,

¡a contramano...!

 

Estás solo, mi hermano...

solo, mas no solitario,

te acompañan muchos otros

como tú (muriendo a diario).

 

Los desconformes de siempre...

(cada cual por su camino,

en busca de sus destinos...)

los que piensan... los valientes.