La hoja se está alejando
pues raros vientos la arrastran.
No fue una fuerte borrasca,
fue solo una débil brisa.
Con una tenue caricia
logró arrancarla del árbol
y suave se va flotando
libremente por el aire.
Atrapado en el desaire
el árbol quedó esperando
ver la hoja regresando.
Es inútil la esperanza.
La hoja se fue encantada
con el viento y de la mano.
Hoja y viento van soñando
que el vuelo no se termine.
Llegarán a los confines
de una vida más dichosa.
La hoja va primorosa
y el viento, feliz y alegre.
Quedó el árbol duro y fuerte,
con lágrimas de congoja.
® ESCRITOR INGEL LAZARET