Alexander Vortice

LA BELLEZA DE LAS RIMAS

Arrimó el poeta su varita mágica

y algunos seres interplanetarios

sucumbieron a la belleza

de las rimas.

Hubo fiestas de amor

entre los montes lejanos,

también hubo quien dialogó

con lo quimérico:

círculos de invierno sutil,

hadas con pasamontañas,

ojos de brujo,

dioses olvidados en almíbar…

 

Deseó el poeta que la Tierra

fuese un buen terreno

y enseguida muchos

se agarraron de la mano;

sucedió que ante tales acontecimientos

la paz presidió

en las miradas degradantes,

los enemigos se mimaron

y los versos fueron versos

de apego indeleble.