Mario G

A mi madre

Existen mujeres bellas, que el cuerpo les huele a rosas,

que su cabello es sedoso, altas, delgadas y hermosas,

que cuando pasan, parece que llevan vidas gloriosas,

como si no las tocaran los males que nos azotan

sus calzados y vestidos son los que dictan la moda

y cualquier hombre quisiera que alguna fuera su esposa.

quisiera tener sus besos y amar su cuerpo en las rocas

de alguna playa desierta de arena blanca o barrosa,

pasar el tiempo con ellas y llevar vidas dichosas.

y en la tarde de sus vidas se dan cuenta de una cosa,

que como a todo mortal sólo le espera una fosa,

su vientre se vuelve estéril y se seca como roca,

los senos se le marchitan como se mueren las rosas

y a su lado no hay un hombre que la haga sentir virtuosa,

ni unos hijos que la cuiden y con ella se trasnochan.

solo quedan los lamentos de un alma triste y llorosa

que en la penumbra agoniza la vida que se le agota.

 

Existen también mujeres que no son tan agraciadas,

como ejemplo existe una, que solo un hombre la halaga,

sus vestidos y calzados no se roban las miradas

que se esmera día a día, preparando las frazadas

para abrigar a sus hijos, pues es la madre esmerada,

que se esfuerza cocinando carne, pan, arroz y ensaladas

y que prepara alimento con lo mucho o poco que haya,

que va muy escasamente a embellecer su fachada,

soporta valientemente de la vida bofetadas,

y se incorpora pensando en un bonito mañana,

ella nunca vacaciona, como si no se cansara,

sus tareas no abandona aunque fuerte se enfermara,

su recompensa es corona que toda mujer deseara.

de un esposo que la ama, que la honra y que la halaga,

de unos hijos ya criados con profesiones labradas,

y unos nietos que le escuchan atentos sus cuentos de hadas.

la Biblia la cataloga como bienaventurada.

 

Saber combinar belleza con moral, eso la agrada

camina sin vanidad, pero con alta mirada

no cede a la tentación, pues valora ser amada,

a un hombre le pertenece, y él la ama idealizada,

su sonrisa no es fingida, pues en la vida está clara,

sabe lo que le conviene y lo que no, lo rechaza,

no impone cargas ajenas a quien no pueda llevarlas

se ríe del porvenir, porque en Dios está confiada

se arrodilla a orar de noche y al despertar de mañana

mujeres y hombres la admiran y su amistad es apreciada

sabias palabras desprenden sus labios de belleza rara

las féminas de ese tipo en el presente son raras

al Padre le doy mil gracias por darme una como mama

que me parió de su vientre, que en su seno me dio calma

criándome con amor y con sus sabias palabras