boris gold

REMONTÉ UN BARRILETE...Y ME QUEDÉ SIN PIOLÍN.

 

Quién habrá echado a volar la versión, que la gente mayor no se involucra en nada, porque están pendientes de ese coctel de edad y dolores, que les frena cualquier expectativa.

Esta aseveración cual sello oficial , está metida en la mente de muchos y me da mucha rabia, pero sobre todo risa ( si supieran la cantidad de viejos de veinte años que conozco). Les puedo hablar de miles de hechos renombrados llevados a cabo por dichos “vejestorios) como despectivamente los llaman.

Para muestra basta un botón y les voy a exponer un solo caso, Miguel Ángel hizo su obra maestra a los ochenta y dos años ¿Qué tal?.

Pero mi idea no es demostrar la capacidad que pueda tener o no la gente mayor, para llevar a cabo lo que se proponga (sería una redundancia) ¿quién se atreve a discutir el encanto, la ensoñación y la felicidad que nos brinda el ser joven? (solamente un tonto).

Pero la discusión Bizantina comienza, cuando tirando la línea en ese océano de probabilidades, eligiésemos que nos gustaría pescar en “esas aguas revueltas”.

Supongo que en una reunión de opinantes, las ofertas para tomar algunas de esas “joyitas” serían infinitas, de ese montón habría quién se quede con la ensoñación, no deja de ser interesante, estar levitando sobre una nube aunque más no sea por un tiempito, otros le darían prioridad a tener una “buena pinta” y el encanto de ser fuerte y sano y eso también vale.

Habrá quién elija la fortaleza que nos da esa edad, pura y exclusivamente por el sexo, es muy digno de mi respeto que alguien tenga “alma de bombero”, yo que soy humilde por principio, más transparente que el arroyo que había en mi barrio y sencillo por convicción, me quedo con todas, porque puedo dar cátedra con cualquiera de ellas (lo digo así, sueltito y sin ruborizarme).

Pasemos a desmenuzar esto que pareciera ser algo complicado, pero para quién les habla es una minucia y a las pruebas me remito, el encanto me lo da la experiencia de haber vivido a full todos estos años, capitalizando infinidad de consignas, que me convirtieron en un veterano con mucho ángel, karma o como quieran llamarlo, la pantalla de la computadora de mi vida la cargué con la siguiente frase: VIVIR CADA MINUTO…COMO SI FUESE EL ÚLTIMO.

Esto me da la oportunidad de disfrutar, de las pequeñas grandes cosas de la vida, en plenitud para sentir y ver: el canto de los pájaros, un amanecer en el mar, la luna y su misterio, o simplemente cuando cada mañana al despertarme darme cuenta que estoy vivo, con todo lo que ello implica…¿te parece poco?.

El ensueño es un compañero de ruta, que está conmigo en todos los momentos en que me siento realizado como por ejemplo: al terminar un escrito, cuando puedo llegar a comprender la filosofía de algún tango, el momento en que mi esposa me recuerda que afuera hace frío y debo abrigarme. Esto nos habla de amor y dulzura, todo lo relatado se lo debo a mi antigua profesión de “HOMBRE MAYOR”, cuando era joven no tenía tiempo para estas pavadas…estaba en otras cosas.

Y ahora hablemos de sexo, lo quiero hacer sintéticamente para que no digan que soy un agrandado, antes era gran cantidad, ahora ¡GRAN CALIDAD!...(modestamente).

Y por último dejo la más complicada: la experiencia, hembra esquiva que se deja poseer después de cortejarla una gran cantidad de años, pero que agradable sensualidad se siente cuando uno puede darse el gusto de poseerla, a pesar que alguien ya lo dijo: “LA EXPERIENCIA ES UN PEINE FINO QUE TE REGALAN…CUANDO TE HAS QUEDADO CALVO”.

Y agregaría a todo lo dicho: sería bueno que el esfuerzo realizado, sirviese de puente para mancomunar nuestras dos generaciones, en la cual cada uno en su trabajo específico, el que nos toque (que no será poco) sepamos capitalizar todo lo aprendido.

Ellos, los jóvenes, “gastando calles” y pelándose el lomo para aprender a sortear, todos los obstáculos en pos de llegar a la meta soñada, van a tener que “chapotear en muchos charquitos …para recibirse de ranas”. Nosotros, los que estamos de vuelta y no nos caímos, porque de alguna manera nos mantenemos aferrados a las agujas del reloj, que firme y aceleradamente nos marca el tiempo que falta, para EL FINAL DE ESTE PARTIDO.

Prioridad suprema: dejarles a las nuevas generaciones, el camino con menos piedras que las que hemos recibido.

Y ahora la voy a cortar aquí, porque me están llamando para tomar la pastilla contra el reuma, otra para la memoria, la azul para la próstata y ocho más que me gustaría saber…PARA QUE CARAJO SIRVEN.

                                                                                                               Boris Gold

                                                                                   (simplemente…un poeta)

 

                                                                             www.wix.com/borisgols33/bgold