Ivan D.G.

Olvídate de mi.

Me encuentro desnudo en una alfombra voladora, a metro sesenta del suelo, tengo frío y aún recuerdo los diamantes más brillantes tiñendo de gris la funda de mi almohada. Fui buen escudero, perdido entre jardines, oxidado y olvidado dentro de nuestra horrible ama, tumbado a ninguna parte. Soy ese muñeco que aún te observa, impávida, desde la vereda, soy el guardián del árbol joven que recoge las hojas del otoño. He sido muchas cosas, se hacer muchas otras, he aprendido muchas más, y me he obligado a otras, pero soy incapaz de, con mirada tímida, volverme, asomarme, y no sentir como los diamantes desgarran mi alma rota.