Carlos Fernando

Cuando ya no esté

Cuando ya no esté.

Cuando haya dejado

esta existencia donde

me has conocido alguna vez.

 

No me olvides,

será como si aun siguiera aquí.

 

Y escucha el sonido de mi voz

en las melodías que tú sabes

que me emocionaba oír.

 

En los días nublados

recoge mis tristezas,

y mi llanto en la lluvia

cuando descienda escurriendo

por los tejados.

 

Y percibe mi olor

cuando tu olfato recoja

el aroma de la tierra mojada,

o cuando olfatees,

la leña quemándose

en el fogón de la chimenea.

 

Reconoce mi juventud

en el viento frío de una mañana

cualquiera de diciembre.

 

Y el color de mis ojos

en la espesura de la noche sin estrellas.

 

Recuerda mi risa

en el murmullo que brota

del flujo de agua de una fuente.

 

Recuerda mis pensamientos

al repasar los estantes de mis libros

y los papeles que escribí.

 

En los rincones

y en los cajones se habrán quedado

atrapados los límites del alma

que no pude o no supe vencer.

 

Y los secretos que guardé

hasta el último día que pude hablar.

Retírales el polvo con cuidado.

 

No sé qué destino

me tenga deparado mi Dios,

ni cuál sea la siguiente escala

del viaje sin fin que es la eternidad.

 

No sé si yo podré recordar

lo que he amado en esta Tierra.

Pero tú que puedes,

tú que quedarás aun

después de mi partida.

No me olvides, si no a diario,

recuérdame algunas veces.