Por un mendrugo de pan la testa gacha lleva
estira la mano, solloza, siente vergüenza;
en su cabeza agradables recuerdos archiva
de horas viejas, amigos del pueblo con nobleza.
La gente camina igual, con la mirada altiva
no quieren saber, ¿porque pensar en la pobreza?,
vivir es gozar, esta escena vil les enerva,
personas sin alma, corazones con coraza.
Las horas pasan el frío cala, el viento silva,
el mendigo de rodillas continua, !Esperanza!
es su única compañía, pues no llega la dádiva
que sesgue esa cruel hambre que ahora le atiza.
Una mano amiga la coge, exclama !Estas viva!
la besa, le coge con cariño la cabeza.
Se levanta con la frente erguida, !por fin vida!,
se funde en un abrazo eterno, eso si es belleza.
No pedía limosna, no quería una dádiva
tenia mucha hambre pero no solo de comida,
anhelaba sentirse ¡otra ves mujer viva!