Benedetti

Paola (La huesuda)

Tenía que poner todo sobre la mesa,

Cubrirla con el mantel

Encender las velas y

Acomodar el tocadiscos

Con una canción de Silvio.

 

Sabía que Paola

Estaba aquí,

Así que decidió entrar

Lentamente por la puerta de atrás

Para que Poncho el perro no se percatara

 

Traía consigo un paraguas y

Su cara era total y plenamente obscura,

Solo se le notaba una risa similar a un cuarto menguante.

 

Pregunto:

¿Tienes algo para mí?

Y yo observando le dije: todo está servido.

 

Silenciosa comió lentamente mis recuerdos

 Y  no hizo más que decir dulces e impecables.

 

 Le siguieron después las erratas y las tristezas,

Amargas y dulces como un vino asintió

 

Quieres bailar preguntó

Y temblando acepte con un sí, pero este muy

Tibio.

 

Paola tomo lo último que quedaba del vino

Y entono quédate de Silvio,

Toque sus caderas tan pero tan frías

Que el cuerpo me estremeció.

 

Paola tan dulce y maternal dijo observa:

Por la calle estaba un niño jugando con tanta alegría

Como es de costumbre para un chiquilín de seis

 

Para él

Ella se convirtió en la mejor de las madres

Y le robo un beso/ lo tomo en sus brazos

Y sin más le quito el aliento.

 

Ahora puedes preguntar por qué Joseph,

Puedes reclamar dijo

Y yo te podré responder volvió a decir.

Porque aunque te escondas dijo,

Siendo joven o viejo jamás escaparas y

Yo tan pura, tan mujer vendré por ti

Aunque estés detrás de mil paredes

Aunque ya no sepas de mi, por que

Del humano después de todo yo seré la primera y la última

Mujer que saciara su eterno cansancio…

 

Y sin más,

Al terminar la canción de Silvio

Desapareció.

Benedetti (Joseph Cernuda)