Luis Alvarez

A S O M B R O

Piedras cortadas por añejos cinceles.
Aguas blancas, negras, rojas, amarillas.
Tu cabeza dorada contemplaba la primera vida,
mientras el Kama Merú nos ofrecía
el arcoiris para la bienvenida.
Así,
juntos oíamos la música pertinaz
que nos acompañaba.
Primero,
mirábamos un caucho
con la sombra y el alma
de los viejos purgüeros.
Después,
al erguir la mirada,
el blanquiazul recuerda
al yagrumo, barco de tus primeros días.
Y siempre,
el agua, que es la vida,
continúa.

La Gran Sabana (Venezuela), diciembre del 2000.