Adrian Rodriguez

Al borracho Nicolás.

Nicolás, que estarás haciendo a esta hora?
en esta madrugada fría y espantosa?
te imagino repartiendo tus diarios puerta a puerta,
por las mismas rutas,
por las mismas callejuelas de siempre;
con una sonrisa en tu rostro,
que mas que una sonrisa es una mueca cicatrizada de melancolía
y tus manos semiautomáticas disparan periódicos
acertando el mismo lugar que la noche anterior.

 

Nicolás, que harás cuando repartas el último diario?
volverás a tu apartamento con olor a muerte
y te sentaras en un escritorio viejo
con botellas de licor a medias,
a continuar con la fiesta que fue interrumpida
antes de que salieras a cumplir con la fastidiosa
y cruel tarea de repartir los diarios.

 

Nicolás, te imagino tumbado a tu ventana,
con el alma fría y la vista perdida a lo lejos,
en el lugar exacto donde a escondidas se besa
el cielo con el mar;
en la mano una botella de whisky,
en tus mejillas una lagrima de cristal.

 

Nicolás, ahí estas tu...
con el miedo palpable,
con el corazón amargo y los labios blancos
de la sequedad de tu alma.

 

Nicolás, que demonios te atormentan?
que transgresión tan grave a corvado tu espalda?
por que pesan tanto tus cadenas?
solo tu lo sabes y Dios lo conoce todo.

 

Vuélvete a El,
arrepiente de tus pecados
y confiesa que solo El
es digno de toda gloria
y en el esta el poder
para librarte de tu condena.

 

Yo...
deseo con todo el corazón que te alcance su gracia!