Alfredo Daniel Lopez

Tú, yo, Adonis y su perdición.

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Tendidos en la cama tú desnudez me asustó
la suavidad de tu cuerpo al mío castigó

y tu piel a la mía pronto se acostumbró.
Venus con envidia nos miró, soñó, suspiró;
ni Adonis en ella diosa, tanto amor derramó.

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Nuestros cuerpos se fundieron con ardiente pasión
y un cálido gemido brotó de la reclusión,

que escondias mujer con mucha exitación

y pecamos, ese pecado produjo una explosión,
al oirla Venus tiñó de rojo las rosas el jardín
y pensando en Adonis lloró por su malogrado fin.

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Mi boca con ardor tu bello cuerpo recorrió,
a tus senos jóvenes y tiernos mis manos las extrujó.
Mi dulce semilla de vida en tú cuerpo sembró... 
Venus a su amado Adonis en planta lo convirtió,
en flor de anémona por amor se transformó.

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Al éxtasis llegaste envuelta en gran sudor,
mi cuerpo sobre el tuyo hizo de sanador.
Un beso siempre eterno sello nuestro amor.
Venus volvió a sentir otras veces aquel ardor,
pero jamás el calor de Adonis, su amor.

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