Raúl Daniel

¡Profetas!

¡Profetas![1]

 

Me uno, poeta, hoy a tu llamado,

me uno a tu grito.. me uno a tu canto...

¡ni importa el brillo!, ¡tampoco el encanto!

 

Lloremos poeta.. y también amemos,

pero más debemos unir nuestras manos,

no importan edades, ni nacionalidades,

¡ya todo el mundo está esclavizado!,

entonces, ¿qué haremos ¡sino revelarnos!?

 

Me uno, poeta, ahora somos uno

con todos aquellos ¡que aún son humanos!,

que no se han vendido al dólar o al oro,

ni a otra mentira que quieren, creamos:

“¿Quieres ser feliz?, ¡toma Coca Cola!”,

“Nuevo Orden Mundial, para que mejor vivamos”,

“Los poetas deben escribir de amores,

tómate algún curso para que mejores,

si haces otra cosa, no es poesía,

así que ve y aprende ¡las perfectas rimas!”,

“Así es la vida, acepta y no llores,

come, bebe, canta, y no pienses nada,

ve y mejor disfruta con alguna puta,

que pensar te puede ¡producir migrañas!

 

Siguen las mentiras plagando los medios,

y ni en las iglesias se hallan los remedios,

cansados y tristes... ¡y acorralados!,

y también muy pocos: ¡los iluminados!,

hoy, unimos voces, un grito en el llano,

¿por qué, así rendirnos... y no sublevarnos!?

 

Trescientos malditos demonios que reinan,

unos en petróleo, otra en Inglaterra,

otros en el oro y en la Reserva,

¿no habíamos logrado, ya, la igualdad,

no éramos hermanos en la cristiandad?

 

¡Mentiras!, ¡mentiras!, ¡mentiras gritemos!

qué nos oigan todos, ¡la tierra y el cielo!,

¡No somos poetas, y no es un secreto...

SOMOS LOS PROFETAS: ¡EL NUEVO DECRETO!

 

[1] Respuesta al llamado de un hermano poeta.